jueves, 11 de septiembre de 2008

aNtes y después

Había dejado de besarme. Sentada arriba mío, miró hacia el costado, con los ojos perdidos en la claridad que ya era evidente. Se quedó un rato así, como en otro lado. Los dedos inmóbiles apenas rozaban mi estómago. No podía hacer nada, no quería hacer nada. Su cara cobró vida cuando se mordió el labio y me miró. Después se desprendió el pantalón.

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