miércoles, 22 de noviembre de 2006

mi LáPidA

No me podía dormir, tenía muchas cosas en la cabeza y no estaba dispuesto a soportarlo. No había forma de distraerme, ni de concentrarme en algo concreto. Pensamientos que volaban y se repetían y volvían y se amontonaban y que me hacían transpirar y llorar y patear las puertas y mear en la calle.
Después de manchar la pared con sangre de mis nudillos, fui hasta el escritorio, me senté y escribí: “se parecía un poco a Andy Warhol, y tenía, además, una expresión desagradable en el rostro. Tal vez como la de Andy Warhol. Ahora que lo pienso, si Andy Warhol hacía arte repitiendo latas de Sopa Campbell’s, quizás los escritores deberíamos hacer lo mismo con las palabras, casi como lo hicieron, Andy Warhol, y Andy Warhol. Y también él.
Tiré la lapicera, abrí el cajón, lo cerré y apagué la luz. Caminé lentamente. Abrí la puerta que daba al patio y salí. La noche estaba clara, y soplaba una brisa fría. Me paré sobre el césped y metí las manos en los bolsillos del saco verde. Repasé la foto que tenía en la izquierda, el mechón de pelo rubio, los anteojos negros. En la derecha tenía un Colt calibre treinta y ocho. Me lo puse en la boca, apreté el gatillo y el percutor soltó un chasquido seco.
Estaba completamente mojado y me temblaban las manos, pero mi cabeza había quedado como un cementerio clausurado. Caminé hasta el galpón, agarré una pala y empecé a cavar un pozo de medio metro de profundidad en el fondo del jardín. Tiré el revólver, le eché tierra y cuando terminé prendí un cigarrillo mientras miraba el cielo.
Entre tanto testeo de calidad electrónico, máquinas caras, obreros calificados normas ISO 40957 serie b, que falle una bala debe ser un evento completamente inusual. Quizás no, y todo haya sido un reflejo de mi pasado católico.
Lo cierto es que ese día pensé lo que quería que diga mi lápida, o en el mejor de los casos una pintada con aerosol que me recuerde (muy a lo Groucho Marx).

“Lo que tenía para decirles ya se los dije en vida, y si no fue así, no se preocupen, ya lo haré en otro momento.”

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante cuento corto, oscuro en ciertos momentos,lo que esta bueno, logran aburrirme aquellos que solo escriben sobre "la vie en rose". Lográs situar al lector en tiempo y espacio, transmitís ironia y sensaciones. Muy bueno...veré con que te apareces en la proxima "entrada"....

dante dijo...

Veremos con que salgo en este viaje por el infierno que llamamos realidad... quizás la vida sea oscura, quizás sea loca. No obstante no creo que mi escritura pase de meras anécdotas ilustradas a la grandiosa definición de cuento.
saludos